sábado, 19 de abril de 2008


UN HOMBRE SINGULAR


Es un hecho que la claridad de pensamiento y la firme determinación, deben ser dos condiciones imprescindibles de las cuales se debe acompañar todo buen gobernante. En relación con el reciente conflicto suscitado entre Colombia y Ecuador, el presidente Uribe hizo lo que tenía que hacer y no cabe duda que la historia lo absolverá. Colombia ya no podía seguir soportando la barbarie de Raúl Reyes y tampoco podía contar con la solidaridad del gobierno ecuatoriano que tanto abrigo le brindaba a los siniestros terroristas de las FARC. A manos de Raúl Reyes y sus secuaces, mucha fue la sangre inocente que derramó Colombia y muchos los daños que sufrieron las infraestructuras eléctrica y petrolera, muchos fueron los pueblos humildes acribillados, muchos los ríos y humedales contaminados con la voladura de oleoductos, mucha la zozobra temeraria que miles de colombianos sufrieron y aún sufren por causa del secuestro y no pocos los niños y adultos mutilados por causa de las minas antipersonales. El presidente Correa afirmó en Santo Domingo que tenía cerca de diez mil hombres cuidando la frontera y ninguno de ellos pudo ver siquiera uno de los múltiples campamentos que tenían las FARC en la jungla ecuatoriana. Allí estaban mimetizados los terroristas con la tranquilidad de no tener que enfrentar el asedio del ejército regular colombiano...allí se apertrechaban de municiones y explosivos, así como de la droga que permutaban por sofisticado y copioso armamento. Cuando el presidente Uribe asumió la primera magistratura, sin vacilaciones juró proteger a los colombianos en su vida, honra y bienes, promesa que ha venido cumpliendo en forma responsable con sus gobernados. Ante esta realidad, poca atención merece la torrencial lluvia de epítetos y apelativos grotescos que diariamente le endilgan sus detractores desde los cuatro vientos. El problema consistía en salvar a Colombia de unos verdugos que la tuvieron asolada por más de cuarenta años. Si el presidente Uribe no hubiera hecho lo que hizo, igualmente lo estarían señalando de pusilánime, de inepto, de cobarde, de pelele y sabe Dios cuántos calificativos más. Pero en medio de este angustioso panorama, el "paraco" de Uribe es el presidente que más paramilitares ha desmovilizado y encarcelado. En muchos años es el único gobernante que ha logrado sacar a Colombia de la postración económica en la que se hallaba sumida, pudiendo mostrar en la actualidad unas cifras que muchos gobernantes latinoamericanos envidiarían. Como si fuera poco, el gran aliado norteamericano ahora le niega la posibilidad de firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC), sobre el cual Colombia tenía fundadas las mayores expectativas comerciales y para el cual ya se venían preparando muchas empresas privadas con ingentes inversiones en su modernización, en tanto que el Estado comenzaba a comprometer recursos considerables en la adecuación de toda su infraestructura vial y portuaria. Tristemente, la negativa y el congelamiento fueron la respuesta americana a ese anhelo de tantos colombianos, quedando la amarga evidencia y el sabor agridulce de saber que en materia de política internacional, poco existe la lealtad hacia los gobiernos aliados. Ahora el presidente Uribe deberá conducir solitario la barca colombiana por las turbulentas aguas de un comercio internacional, en el que impera la consigna de “sálvese quien pueda”. Muy elocuente fue el comportamiento de los vecinos latinoamericanos en la reciente cumbre de Santo Domingo, en la cual, salvo algunas excepciones, la gran mayoría de nuestros vecinos se concentraron en objetar la incursión colombiana en territorio ecuatoriano, sin tener en cuenta el pasado oprobioso que venía sufriendo nuestra patria por causa del terrorismo rampante ejercido por las FARC. El panorama no podía ser más preocupante. Al tiempo que esta coyuntura política evolucionaba, los esfuerzos del presidente Uribe para promover en otras latitudes la venta de productos colombianos, se han visto seriamente atenuados por una política intransigente y poco afortunada del banco emisor, que por su afán de controlar el manejo inflacionario, se obstina en mantener una revaluación del peso colombiano frente al dólar, en tanto que los exportadores se derrumban ante una paridad cambiaria que no justifica ni hace viable la magnitud de su esfuerzo laboral. No obstante esa triste soledad y esa falta de apoyo, el presidente Uribe no baja la guardia y sigue conduciendo con especial estoicismo político los destinos de un país tan promisorio pero al mismo tiempo tan asolado como el nuestro. Los dardos le siguen llegando de todos los rincones, con el macabro y soterrado propósito de poner en ridículo su tesonera gestión. Ese "lacayo" del imperio como muchos mozalbetes políticos lo denominan, tiene la calidad, la grandeza, las agallas y el ingenio del típico campesino colombiano, del hombre criollo de vernácula estirpe e infatigable vocación de servicio. Muchos gobernantes en nuestro pasado nacional ejercieron su mandato desde su hermético palacio con un vaso de whisky en la mano, pero el presidente Uribe al que tanto se condena, cambió ese vaso por un carriel para visitar todos los rincones de nuestra patria y buscar a través de los consejos comunales una solución efectiva a la penuria de nuestro pueblo. Qué fácil es vomitar improperios desde la barrera sin conocer la realidad colombiana. El presidente Uribe cursa su segundo período como gobernante ejemplar, aplaudido por la gran mayoría de los colombianos y realmente no se vislumbra en el panorama político un personaje que pueda sucederlo con análoga eficiencia. En mi humilde opinión, la vida tiene sentido y merece vivirse, sólo en la medida en que cada uno de nuestros actos sea una verdadera apología de la verdad, de modo contrario, más vale caer en el abismo de un olvido secular.


Mauricio Bernal Restrepo.

Bogotá, Colombia.

jueves, 3 de abril de 2008


CONCEPTOMETRÍA

Es prosa contemplar la elocuencia de la rosa
es poesía sentir que la vida es ambrosía
es rima surgir de la angustia recobrando la autoestima
es canto decir la verdad con llanto
es arte erguir la lealtad como un valuarte
es dolor aplazar la premura del amor
es dulzura armonizar la vida como una partitura
es optimismo compartir las cosas de uno mismo
es ignorancia dirimir las querellas con beligerancia
es sabiduría pensar que aún es tiempo todavía
es torpeza fundar nuestra fe en la pereza
es ternura ayudar al hermano con premura
es grotesco pensar que sólo nos obliga el parentesco
es glorioso prescindir de todo lo ostentoso
es magnánimo domeñar nuestro ánimo
es adverso no distinguir lo perverso
es locuaz ceñirse a lo veraz
es inclemente sentirse impotente
es aplaudido renunciar a lo adquirido
es rentable ser amable
es peligroso tornarse bullicioso
es sensato evitar lo mojigato
es vulgar convertir el alma en lupanar
es certero decir sin ambages te quiero
es inteligente prodigar afecto en forma indulgente
y por sobre todo es seguro
que la verdadera sapiencia
consiste en escuchar
siempre con paciencia
y en todo lugar
a la maestra verdadera
a la infalible consejera
a la amiga sincera
a la voz de la conciencia.

Mauricio Bernal Restrepo.
(Versos diversos)®
Bogotá, Colombia.
Fotografía: Autor desconocido.