viernes, 17 de noviembre de 2006


EL OCASO DEL VIEJO

Por el camino agreste que conduce al pueblo
lerdo cabalga en su corcel un hombre viejo
con su raído traje y su aspecto soñoliento
contempla el horizonte que se pierde a lo lejos
en su alma los recuerdos compiten con el tiempo
y en su rostro las arrugas denotan aspecto añejo
ya no quiere recordar de la sangre su abolengo
porque todos piensan que él ya está muy obsoleto
toda su vida trabajó para surtir de sustento
a una familia que ahora lo ignora por completo
muy melancólico el viejo se aferra a su esqueleto
porque siente que ya se agota su cansado cuerpo
su palabra es muda y su canto es el silencio
él ya no habla porque se siente muy perplejo
con su profunda pena él sólo lleva sentimiento
sólo quiere ser discreto y demasiado austero
mirando a lo alto levanta un poco su sombrero
para pedirle a Dios que le de posada y consuelo
pero sus ojos no encuentran en las nubes agujero
y angustiado cree que sólo lo espera el infierno
qué duro ha sido el derrotero del hombre viejo
en el escabroso camino que lo conduce al pueblo
cuando joven fue soldado, capataz y labriego
pero ahora sólo encuentra trabajo en el lamento
cuán difícil es la vida cuando se agota el tiempo
y qué triste el final cuando se acaba el aliento
sólo el caballo que inclina su oreja muy atento
dispuesto permanece para servirle de consejero
mustio el viejo saca de su alforja un pañuelo
para secar el llanto que empaña el entrecejo
y acariciando con afecto a su animal bermejo
se acerca lento a la vetusta plaza de su pueblo
desolado y trémulo a la iglesia hace su ingreso
para pedirle al cura que perdone sus defectos
y luego con las viandas emprende su regreso
al humilde rancho donde nadie lo espera con afecto.
pero una lánguida sonrisa le mejora su complejo
cuando presiente que muy pronto estará en el cielo.


Mauricio Bernal Restrepo.
(Versos diversos)®
Bogotá, Colombia.

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