lunes, 16 de junio de 2008


LA ISLA DE MAURO

Nos complace mucho su amable visita. Bien pueda siga y siéntase en su casa. Aquí vivimos una vida muy apacible y nos encantan las personas informales. Aquí no existe el boato, ni la grotesca pedantería. Esta isla es habitada por personas sencillas y elementales que sólo se proponen vivir en un ambiente de respeto y colaboración. Nos gusta mucho aprender de la vida y contemplar la naturaleza para desentrañar sus maravillosas bondades. Mucho le agradecemos que durante su permanencia en este remanso se vista cómodamente como nosotros, con una camiseta, una pantaloneta, unas sandalias, una gorrita que le cubra las orejas y una mochila para guardar sentimientos y poemas. Nos hemos refugiado en este lugar porque nos aburre la vida citadina con todo su estruendo, su contaminación, sus rígidos horarios y sus aburridas exigencias sociales. Aquí nos hidratamos con agüita de coco y nos alimentamos con robustos filetes de pescado. Aquí hablamos sin complejos porque sólo nos escuchan el mar y las palmeras. Con mucha frecuencia nos visitan las ninfas y las nereidas para inspirar nuestro canto poético. El sol, la luna y las estrellas son nuestros grandes aliados y generosos benefactores. Aquí usted puede expresarse libremente y reírse sin limitaciones...también puede caminar sólo por la playa para llorar o para contemplar el paisaje de un mar insondable, decorado en su horizonte con arreboles tornasolados. Tenemos un equipo de gaviotas y alcatraces de buena voluntad que nos alegran el día, y unas olas relajantes que nos arrullan en la noche, mientras las estrellas rutilantes nos prodigan su terapéutico destello. Así es la isla de Mauro...un amable entorno tropical en medio de un océano fraternal, adornado con unas palmeras que se inclinan indulgentes para saludar a nuestros queridos visitantes. Le deseamos una grata permanencia, en tanto que muy complacidos nos disponemos a brindarle nuestra sincera amistad y nuestro más cálido trato. Póngase cómodo y disfrute su tiempo aquí, en esta isla reservada para los que aman y protegen la vida.

Mauricio Bernal Restrepo.
Bogotá, Colombia.

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