viernes, 8 de febrero de 2008


ARRAIGO MARINO

Hoy es un día muy propicio para la calma
hoy es un día de comunión con la naturaleza
hoy estaré observando de la vida su grandeza
hoy abriré la puerta que custodia mi alma.

Muy de mañana saldré caminando lentamente
a buscar la blanca arena que circunda lo marino
para dejar que la suave brisa refresque mi sino
y poder con mis pasos disfrutar intensamente.

El sonido de las olas ahora me llega recurrente
ellas me traen mensajes de tiempos ancestrales
los alcatraces exhibiendo sus vuelos magistrales
con actitud atónita los miro en forma reverente.

Las palmeras se inclinan de manera tan indulgente
en tanto yo me desplazo lerdamente por la arena
aquí la vida me resulta tan dulce, plácida y serena
y muy amorosos se abrazan mi cuerpo y mi mente.

En un exótico paraje busco perpetuar mi grato reposo
y frente a una acogedora playa legendaria me detengo
de momento cierro mis ojos y maravillado me sostengo
y luego me siento para buscar en lo insondable mi gozo.

Muy profundo yo respiro hasta llamar mis sensaciones
y mi mente voy aquietando para disponerla a lo sublime
este sol mañanero que a mi débil cuerpo presto redime
con la brisa me invitan a ese mar de salinas emociones.

Y así camino hasta sumergirme en el agua milagrosa
humectando todo mi cuerpo con ese elíxir diamantino
las manos salpican esas gotas que tutelan mi destino
y lentas las burbujas ascienden en forma prodigiosa.

Bajo el agua yo contemplo las bellas formas coralinas
sirviendo de morada a los peces que navegan apacibles
la variedad de sus formas y colores son indescriptibles
parece que se maquillaran cautos detrás de bambalinas.

No es sencillo describir esa vida que en el mar acontece
esa vida tan pletórica de inefable energía restauradora
en ella todo el cuerpo vivifica lo que el alma tanto añora
el mar es un privilegio que gratifica en tanto rejuvenece.


Mauricio Bernal Restrepo.
Bogotá, Colombia.
Derechos reservados®
Ilustración: Autor desconocido.

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