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REFLEXIÓN
Antes de que el tiempo indolente mi emotiva vida consuma
y que mi aliento ya no disponga de esa fuerza renovadora
debo sentarme sereno y con diestra mano coger la pluma
para plasmar en la hoja un verso de naturaleza creadora.
Antes de que mis ojos ya no puedan ver el sol de la mañana
y mis suaves párpados soñolientos se aproximen cautelosos
quiero descubrir la belleza de la vida a través de la ventana
y ver los pájaros que en el aire limpio danzan tan hermosos.
Antes de que mi generoso cuerpo pierda su bello movimiento
y la sangre por mis venas ya no circule emotiva y presurosa
puedo hoy cortejar mis sentidos con la fragancia de la rosa
y tocar anhelante sus pétalos para acrecentar el sentimiento.
Antes de que Dios me llame para evaluar mi comportamiento
y que el destino me remita a lejanos entornos insospechados
quiero disponer el corazón contrito y los yerros enmendados
para recriminar silencioso la vana torpeza de mi pensamiento.
Y cuando ya mi alma pueda por fin remontar el firmamento
y gozar caprichosa por los celestiales laberintos del infinito
podré comprender que el propósito de la vida es muy bonito
siempre que uno sea del amor un puro y diáfano instrumento.
Mauricio Bernal Restrepo.
(Versos diversos)®
Bogotá, Colombia.
Ilustración: Oliver Ray.
Antes de que el tiempo indolente mi emotiva vida consuma
y que mi aliento ya no disponga de esa fuerza renovadora
debo sentarme sereno y con diestra mano coger la pluma
para plasmar en la hoja un verso de naturaleza creadora.
Antes de que mis ojos ya no puedan ver el sol de la mañana
y mis suaves párpados soñolientos se aproximen cautelosos
quiero descubrir la belleza de la vida a través de la ventana
y ver los pájaros que en el aire limpio danzan tan hermosos.
Antes de que mi generoso cuerpo pierda su bello movimiento
y la sangre por mis venas ya no circule emotiva y presurosa
puedo hoy cortejar mis sentidos con la fragancia de la rosa
y tocar anhelante sus pétalos para acrecentar el sentimiento.
Antes de que Dios me llame para evaluar mi comportamiento
y que el destino me remita a lejanos entornos insospechados
quiero disponer el corazón contrito y los yerros enmendados
para recriminar silencioso la vana torpeza de mi pensamiento.
Y cuando ya mi alma pueda por fin remontar el firmamento
y gozar caprichosa por los celestiales laberintos del infinito
podré comprender que el propósito de la vida es muy bonito
siempre que uno sea del amor un puro y diáfano instrumento.
Mauricio Bernal Restrepo.
(Versos diversos)®
Bogotá, Colombia.
Ilustración: Oliver Ray.
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