jueves, 12 de marzo de 2009


DESOLACIÓN

¿Y acaso no vemos lo que está pasando?
¿no vemos lo que en este planeta acontece?
¿no vemos que el alma de la Tierra languidece?
¿no vemos que nuestra vida se está deteriorando?

Lentamente los polos se están descongelando
y el clima presenta cambios bastante sospechosos
el candente magma aflora por los volcanes sulfurosos
y muchas especies en el denso bosque se van aniquilando.

A nuestro entorno lo estamos degradando
el aire es manto turbio de partículas pesadas
los desechos abundan por doquier en toneladas
el agua que sustenta la vida se está contaminando.

Los cargueros el petróleo siguen derramando
y los peces mueren forrados en negro queroseno
muchas ballenas se suicidan por el ruido del barreno
y a las focas el hombre con garrote las sigue matando.

Y ahora los pueblos se están apertrechando
cada uno ostenta con orgullo su ingenio nuclear
con fines pacíficos aducen pero permítanme dudar
el humano es un esperpento que se deleita beligerando.

Pero muy pronto la adversidad nos irá llegando
cuando la fiel naturaleza nos castigue con su furia
ahí sí podremos conocer los rigores de la dura penuria
y veremos a los hombres de rodillas con su llanto rogando.


Mauricio Bernal Restrepo.
Bogotá, Colombia.
Fotografía: Autor desconocido.

4 comentarios:

  1. El quehacer poètico se compromete en "desolaciòn" dando toques de trompeta
    para avisar profeticamente al hombre su final: de rodillas con su llanto rogando, no podra recuperar el medio pero si su corazòn.

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  2. El ser humano parece no querer ver aquello que está haciendo con la naturaleza, y no se da cuenta de que estamos en sus manos, en el momento en que esta alce su mirada contra el hombre, no habrá ruego, ni rezo ni lágrimas que detengan el final que hemos causado.

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  3. Sin duda alguna mi apreciado Manolo, siempre el corazón del hombre conserva el recurso de la esperanza y la semilla del cambio que se traduce en el propósito de enmienda, siempre y cuando acuda en su auxilio la inquebrantable buena voluntad.

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  4. Al parecer Fugacita, el hombre siempre tiene que acrisolar su vida en la llama del sufrimiento para que pueda despejar su entendimiento y asumir un cambio riguroso en favor de la madre naturaleza, que en una forma tan generosa le brinda cálido albergue...es muy triste ver que las calamidades sean el requisito para que la mente humana reaccione.

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